Reaccionar de forma desproporcionada en determinadas situaciones o lo que conocemos como Rabietas no es algo específico de la situación que estamos viviendo, pero sí que pueden verse elevadas en número o intensidad cuando nuestro estado de ánimo es más irritable.
Vamos a ver qué es importante tener en cuenta cuando nos encontramos con una rabieta:
– Por qué aparece. Lo primero será conocer el motivo por el que está teniendo una rabieta: porque quiera algo que no puede tener, porque no consigue realizar algo, porque no le gusta lo que está ocurriendo, etc. Además, tenemos que distinguir el llanto de histeria, propio de las rabietas, del llanto de pena.
– Validar la emoción. Cuando nuestros hijos/as se enfadan o se frustran creen que existe razón para sentirse así, por tanto, no debemos decirle que no es para tanto o que no tiene que enfadarse por eso. La realidad es que la emoción ya está ahí y llegaremos antes a dónde queremos si les reconocemos como se sienten, aunque con ello no vayan a conseguir su objetivo. Por ejemplo: “entiendo que te enfades porque quieras seguir jugando, pero ya es hora de irnos a la ducha”.
– Explicaciones necesarias y suficientes. Es necesario en un primer momento tras validar la emoción dar una explicación ajustada a la situación y a la edad, si somos conscientes de que pueden entenderla no tenemos que seguir dando explicaciones diferentes, si no se calma le decimos amablemente que cuando se calme podremos entenderlo pero que así no. Cuando hablamos con niños/as que no pueden o no saben calmarse solos/as es importante ayudarlos o acompañarlos.
– Dar alternativas. A veces cuando queremos que dejen de hacer algo nos centramos en repetirlo una y otra vez en lugar de dar alternativas y decirles lo que sí pueden hacer, normalmente llamando su atención hacia otra actividad o tarea conseguiremos redirigir su comportamiento hacia dónde queremos.
– Reforzar la calma después de la tormenta. Es importante que una vez calmados reforcemos su forma de transmitirnos lo que les ocurre y poder resolver la situación.
Ante todo, lo primordial es que nosotros/as nos mantengamos en calma en todo momento, puede ser difícil, pero nos ayudará a disminuir la frecuencia de las rabietas.