La relación entre hermanos/as es una relación en la que dos personas sin haberse elegido, comparten gran parte de su vida juntos/as. Se trata de una relación entre personalidades más o menos distinta lo que hace que en ocasiones encajen y en otras no.  Es importante entender que los padres y las madres no son exactamente las mismas personas cuando nace su primer hijo/a que cuando nacen los siguientes, el tiempo y las experiencias que vivimos nos cambian y nuestro comportamiento va evolucionando en base a estas circunstancias. Con ellos/as ocurre lo mismo, van a vivir muchos acontecimientos vitales juntos/as pero en edades diferentes, con su desarrollo evolutivo propio, etc. por lo que es probable que no reaccionen de la misma forma. Todo esto hace que esta relación, sobre todo, en la niñez y adolescencia en ocasiones sea maravillosa y en otras, parezca algo desastrosa. Os dejamos algunas ideas que pueden ayudar a que esta relación vaya en positivo:

No comparar. Recuerda que son personas distintas y por ello se merecen cada uno/a su oportunidad. 20 hermanosCompararlos generará en ellos/as una competición innecesaria, además de emociones negativas y en nosotros/as frustración por no conseguir que su desarrollo sea exactamente igual.

Aceptar sus diferencias. Para ello es fundamental que veamos sus cualidades y sus defectos, todo ello conforma lo que son y la base con la que van a ir avanzando en la vida. Necesitan que sus principales vínculos acepten como son y les ayuden en los aspectos a mejorar.

Dedica tiempo a cada uno de ellos/as. Sabemos que a veces esto es complicado, pero es bueno dedicarle ratitos a cada uno/a por separado, esto nos permitirá conocerlos/as como personitas independientes.

Dales la oportunidad de que resuelvan sus conflictos. En ocasiones, los adultos intentamos resolverlos porque creemos que así será más rápido y más positivo pero así no les damos la oportunidad de hacerlo por ellos/as mismos/as. En todas las relaciones existen conflictos, estos les enseñan a solventar las diferencias y les servirá de ejemplo para el resto de relaciones que tengan a lo largo de su ida.

Enséñales a poner límites, también en la relación entre ellos/as. Que sean hermanos/as no implica que tengan que decirse que sí a todo, tienen derecho a decirse no y este es un momento crucial para que aprendan a establecer los límites con el resto del mundo. Tienen derecho, aunque sean hermanos/as, a no querer prestar algo, a no querer hacer alguna actividad, a tener opiniones diferentes, etc. Podremos aprovechar esta oportunidad para promover la empatía y el respeto, valores fundamentales en las relaciones con los demás.

Cada persona es diferente y cada niños/a tiene derecho a ser visto como persona única, la relaciones y los vínculos que establecemos cuando estamos en los primeros años de nuestra vida son fundamentales para el desarrollo posterior, ayúdales a que estas sean positivas.

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