Firmeza y cariño son dos palabras que a muchos les pueden sonar contradictorias, pero ambas en conjunto son claves para una convivencia positiva con límites claros en casa.
Todas las personas necesitamos límites, saber hasta dónde podemos llegar y cuando no lo sabemos probamos e intentamos para saberlo, por tanto cuanto más claros tengamos los límites que queremos establecer en casa y en la relación con nuestros/as hijos/as, no sólo les estamos dando una educación consistente, lógica y clara sino que le enseñamos también a establecer sus propios límites en las relaciones con los demás, aspecto fundamental para el desarrollo de sus habilidades sociales ahora y en el futuro. Con respecto a los límites y la situación que estamos viviendo reflejamos algunos aspectos importantes:
– Firmeza: Actuar con firmeza no implica gritar, hablar mal o despreciar, sino ser claro, coherente y hacer lo que se dice. Muchas veces el principal problema es que hablamos demasiado pero no llevamos a cabo acciones, en circunstancias difíciles necesitamos ser un ejemplo para nuestro/as hijos/as y hacer lo que les decimos, sino, dejamos de ser una fuente fiable.
– No ceder: tener claros aquellos límites que no vamos a permitir y actuar en consonancia. Si después de varias luchas, cedemos, les enseñamos que insistiendo lo consiguen y por tanto lo seguirán intentando.
– Cariño: Establecer límites no implica dejar de querer y esto es algo que tenemos que dejar muy claro. Decir no, no es querer menos a nuestros/as hijos/as, de hecho, es quererlos más porque cumplimos lo que le hemos dicho que iba a ocurrir en cada situación.
– Consistencia y coherencia: con nosotros/as mismos/as y con el resto de adultos responsables de la situación, si ven que tenemos dos formas diferentes de actuar ante la misma situación, lo intentarán utilizar en su beneficio.
– Escucharlos. Establecer límites no implica no dejarlos hablar, es bueno escuchar por qué no están de acuerdo, en ocasiones esto les pueden enseñar a defender sus derechos en otras circunstancias. Es importante que, tras escucharlos, les expliquemos nuestra postura y, en función de la situación, podemos negociar con ellos/as.
– Dar opciones. Siempre es mucho mejor dar una opción de algo que sí se puede hacer o de algo positivo en lugar de decir NO a todo sin nada más, es más probable en esta última situación que se frustren y que sus conductas terminen siendo fruto de un problema mayor.
Recuerda siempre que es importante que tengan su visión del mundo y que nos la transmitan, no queremos niños/as que digan SI a todo, sólo porque los adultos se lo pedimos, es bueno que sepan discutir con argumentos, así que démosles la oportunidad, manteniéndonos en nuestra posición con firmeza y cariño.